Spes augusta

Mi espíritu agostino se desvanece,
al igual que hace la niebla temprana
que cubre la ría al amanecer. 

Atrás dejé Julio, muerto entre
mis labios sedientos.

Sin poder decir los adioses
que todavía permanecen
en aquella cama. 

Las despedidas son ahora
tuyas. 

Nubes estériles cubren las albas 
que nunca tuvimos.
La humedad permanecerá
por siempre en nuestro cielo.

No quiere llover (...)

Me hice dueño de tu promesa,
llevada por el viento.
Me aferro al recuerdo del 
olor de tu piel en mis ojos. 

Llama que arde pero no quema.

La bruma no cesa, y a ratos 
tu recuerdo se desvanece.

¿Volver a intentarlo y tropezar?

No veo el camino.

Hace días que la brújula no indica
mi norte. 

A duras penas consigo rimar.

Te has llevado los versos
que me quedaban.

Sin tí, todo se ha vuelto prosa.


Pronto llegará la lluvia.

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